Introducción

A veces creemos que sentirse bien es sinónimo de estar bien, pero el cuerpo puede estar enviando señales silenciosas que pasamos por alto. Una de las condiciones más comunes, y al mismo tiempo más invisibles, es la prediabetes. Y sí, podrías tenerla sin presentar síntomas evidentes.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Salud Pública, en 2022 la prevalencia de diabetes diagnosticada y no diagnosticada fue de 18.3% o aproximadamente 14.6 millones de personas. 

Aunque no hay cifras exactas para 2025, se estima que la cifra podría ser similar o haber aumentado ligeramente, dada la tendencia de crecimiento de la diabetes en el país. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que millones de personas en el mundo tienen prediabetes y no lo saben.

¿Qué es exactamente la prediabetes?

La prediabetes es una etapa intermedia entre tener niveles normales de glucosa y desarrollar diabetes. Por ejemplo, tu cuerpo ya muestra resistencia a la insulina, lo que significa que la glucosa (azúcar) se acumula en la sangre porque tus células no la utilizan correctamente.

Aunque aún no es diabetes, es una señal de alerta. Si se detecta a tiempo, se puede revertir con cambios en el estilo de vida. Pero si se ignora, el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades del corazón o problemas en los riñones aumenta significativamente.

¿Por qué puede pasar desapercibida?

Las personas con prediabetes suelen llevar su vida normal, incluso sentirse con energía, mientras su cuerpo intenta compensar el exceso de azúcar en la sangre. 

Sin embargo, hay señales pequeñas que pueden pasar inadvertidas, como:

• Cansancio constante, incluso después de dormir bien.
• Hambre o sed más frecuente de lo normal.
• Ganas de orinar con mayor frecuencia.
• Ligero aumento de peso en la zona abdominal.
• Dificultad para concentrarse.

Estos síntomas pueden confundirse con el estrés, la edad o la falta de descanso, por eso muchas personas no sospechan que tienen prediabetes hasta que un análisis de laboratorio lo confirma.

Aunque cualquiera puede desarrollar prediabetes, hay factores que aumentan la probabilidad:

• Tener antecedentes familiares de diabetes.
• Padecer sobrepeso u obesidad, especialmente en la zona abdominal.
• Llevar una vida sedentaria.
• Tener presión arterial o colesterol altos.
• Haber tenido diabetes gestacional durante el embarazo.
• Tener más de 40 años.

Si cumples con alguno de estos factores, vale la pena realizarte una prueba de glucosa al menos una vez al año. Es una forma sencilla y efectiva de detectar cualquier alteración a tiempo.

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