¿Alguna vez has sentido que, después de una ruptura, un conflicto familiar o un día lleno de estrés, tu cuerpo parece “resfriarse” más fácilmente? No es coincidencia. El dolor emocional no solo pesa en la mente, también influye en el cuerpo.
Emociones como la tristeza, la ansiedad o el estrés crónico pueden debilitar la respuesta inmune, dejando al cuerpo más vulnerable a enfermedades. Pero, ¿cómo funciona realmente esta conexión entre mente y cuerpo? Aquí te lo contamos.
El vínculo entre emociones y salud física
Nuestro cuerpo es un sistema altamente interconectado. Cuando experimentamos dolor emocional intenso, el cerebro libera hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina. Estas sustancias químicas, aunque útiles a corto plazo, pueden tener efectos negativos cuando se producen de manera irregular, por ejemplo:
- Los niveles elevados de cortisol inhiben la producción de linfocitos, esenciales para combatir infecciones.
- El estrés emocional constante puede activar una respuesta inflamatoria que contribuye al desarrollo de enfermedades crónicas.
- Con defensas más bajas, tu cuerpo pierde capacidad de responder rápidamente a patógenos.
Esto no significa que el dolor emocional por sí solo cause enfermedad, pero sí incrementa la vulnerabilidad. Además, también puede afectar hábitos esenciales que sostienen la salud inmunológica:
- Sueño deficiente: la ansiedad y la tristeza dificultan dormir, y la falta de sueño reduce la capacidad de producción de anticuerpos.
- Alimentación desequilibrada: durante períodos emocionales difíciles, es común recurrir a alimentos ultraprocesados, pobres en nutrientes clave para la salud inmune.
- Menor actividad física: la falta de motivación y energía puede llevar a un estilo de vida sedentario, debilitando aún más la respuesta del organismo.
Por tanto, el impacto del dolor emocional no solo es biológico, sino también conductual, creando un círculo que puede deteriorar la salud general.
Pero la buena noticia es que existen formas para fortalecer tu salud mental y física simultáneamente. Escuchar tus emociones, mantener hábitos saludables y buscar apoyo profesional son pasos fundamentales para que tu cuerpo y tu mente se mantengan fuertes incluso en momentos difíciles.
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Referencias
- Psiquiatría | Emociones y dolor físico: ¿cómo se relacionan? Recuperado de: https://psiquiatria.com/bibliopsiquis/blog/emociones-y-dolor-fisico-como-se-relacionan




