Desde el llanto, hasta la depresión, hay una amplia gama de intensidades y formas de percibir y actuar ante el dolor emocional. Existen muchas situaciones que desencadenan este dolor, algunas comunes a todo ser humano con una experiencia de vida adulta, momentos que son parte del ciclo de la vida, por ejemplo, la pérdida de un ser querido, el término de una relación, la muerte de una mascota, la pérdida del trabajo, la salud, etc.
Una de las sensaciones más incómodas es el dolor, tanto emocional como físico, la ciencia ha logrado desarrollar medicamentos que ayudan a bloquear la sensación del dolor físico, pero el dolor emocional va más allá. No existe, científicamente, medicamentos que permitan disminuir o neutralizar un sentimiento de ausencia, decepción, y muchas otras emociones que acompañan el duelo. Estas emociones son subjetivas, se interpretan y manejan de forma individual, con las herramientas psicológicas que cada persona tenga.
Lamentablemente el reconocimiento de las emociones, su manejo y la forma en que impactan nuestra forma de ver y enfrentar la vida es un tema tabú. Actualmente, muchas personas no logran identificar, reconocer, e incluso, nombrar estas emociones para poder gestionarlas de forma eficiente y saludable, por lo que cobra relevancia el conocimiento para que permita ayudar a una persona cuando está enfrentando un proceso de duelo.
Perder un ser querido implica un dolor que se manifiesta en muchas personas, y al mismo tiempo implica resignificar la vida, las metas, los planes y reconocer la finitud de la vida. Todo este proceso exige de todo nuestro esfuerzo y apoyo de quienes nos rodean. La vida no vuelve a ser la misma, sin embargo, no tiene por qué ser una vida permanentemente triste.
Una de las constantes a las que las personas se enfrentan en este proceso de dolor, es la necesidad que tienen los familiares y conocidos de vernos bien, “repuestos”.
Esta necesidad a veces desencadena que los familiares hagan comentarios que lejos de ayudar, suman dolor e incluso enojo, comentarios como:
- “Ya se encuentra en un mejor lugar”
- “Ya no tiene dolor”
- “No le gustaría verte triste”
- “Si lloras no lo dejas descansar”
Todas estas frases están fundamentadas en querer “consolar”, sin embargo, esto no disminuye, para muchas personas, el dolor de la ausencia, en realidad, nada de lo que digamos o hagamos puede hacerlo.
El duelo es un proceso individual, que a través del tiempo, generará una integración psicológica de la nueva realidad, activará recursos emocionales y la persona eventualmente retomará (si las condiciones lo permiten), un nuevo capítulo en la vida. Porque el duelo, jamás se supera, se resuelve o concluye, la ausencia se vuelve menos aguda, pero siempre está, ligada a una nueva emoción, de agradecimiento por la existencia y el tiempo que pudimos convivir con esa persona.
Sin embargo, algunas acciones pueden hacer sentir a la persona que se encuentra atravesando este dolor, acompañada y apoyada por quienes le rodean, acciones o frases que deben ser totalmente genuinas para que cumplan con este objetivo.
Comentarios que podrían sumar
Si bien ninguna palabra o frase de aliento va a disminuir el dolor, generar nuevos recuerdos de esa persona que ha partido llenan el corazón, por ejemplo:
- Sé lo mucho que le querías, recuerdo una vez que me contó que le habías hecho muy feliz porque…
- Yo le apreciaba mucho, recuerdo una vez que me ayudó con…
En especial, este tipo de generación de nuevos recuerdos es sumamente valiosa, porque una de las muchas situaciones que duelen, es no tener la oportunidad de volver a convivir con quien ha partido, cuando escuchamos en otras personas el impacto o experiencias que nuestro ser querido tuvo con otros, nos ayuda a construir nuevos recuerdos.
En algunas ocasiones no les permitimos a las personas llorar, enojarse o llevar a cabo algunas acciones que a nuestra consideración no son saludables, por ejemplo, aferrarse a la urna, a una prenda o sentirnos mal durante el ritual funerario o la sepultura.
Mientras las acciones que la persona que se encuentra en duelo, no generen un daño en otro ser humano o en sí mismo, todo está permitido.
Seamos amables, pero sobre todo, respetuosos con la forma que cada persona tiene que enfrentar y lidiar con un dolor tan profundo y cambiante en la vida.
Mtra. Nydia Vázquez Maldonado
Directora Recursos Humanos y Capacitación
Asociación Necrológica Mexicana S.A. de C.V.
Este artículo es una colaboración de contenido entre Plan Seguro y ANEMEX.